La voluntad. Esta palabra tan utilizada en el ámbito religioso y espiritual, ha adquirido con el tiempo unas connotaciones de bondad y deseo divino, que quizás nos hace pensar que cuando no tenemos ganas de hacer algo o no podemos conseguirlo, es porque no tenemos «fuerza de voluntad».
Por ejemplo, si quieres adelgazar y rompes tu dieta, es que tienes falta de voluntad. Si tienes que limpiar la casa o estudiar y lo aplazas, es que no tienes fuerza de voluntad. Ir a buscar trabajo, dejar de fumar… echamos al cajón de la falta de voluntad todo lo que no es «divino» y perfecto, o simplemente no hemos conseguido en nuestro ideal…

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