¿Tomaste la decisión acertada?

¿Cuántas veces te has encontrado incapaz de avanzar porque sientes que en un momento dado de tu vida tomaste la decisión equivocada?

Es habitual que te digas a ti mismo que deberías haber actuado de otra manera, o que podrías haber hecho algo más… Sin embargo, lejos de ayudar, esta forma de ver las cosas puede que te produzca un dolor inmenso y una desgarradora desvalorización que esté paralizando tu presente.

Cuando atravesamos un momento de nuestras vidas en la que surgen dificultades, surge una crisis que nos obliga a plantearnos la vida de otra manera. Puede ser cualquier acontecimiento que nos cause dolor, o nos saque del estado de confort del que disfrutábamos. Bien hemos perdido nuestro trabajo, o la pareja con la que vivíamos muchos años nos ha engañado, o hemos perdido un tren y llegaremos tarde al trabajo…

Cualquier cosa, grande o pequeña, cualquier evento que demos la categoría de «negativo» puede desencadenar la creencia de que si hubiéramos tomado otra decisión, todo sería mucho mejor hoy.

Es fundamental desarrollar la capacidad de poder mirar al pasado y darnos cuenta de que HOY no actuaríamos de la misma forma que lo hicimos en el pasado, porque eso es el indicador de que hemos evolucionado.

Sin embargo, cuando no nos gusta nuestra realidad, cuando no asumimos la dureza de las circunstancias, podemos encontrarnos ante la tentación de creer que si hubiéramos hecho algo distinto en el pasado, nuestras circunstancias hoy habrían cambiado y, lo peor de todo, serían perfectas y nos habríamos ahorrado mucho sufrimiento.

Es ahí cuando surge el arrepentimiento. Es ese momento cuando entramos en un abismo de caída libre, sin paracaídas ni nada.  Y enfermamos de arrepentimiento.

Sí. Por mucho que nos duela es así. Enfermamos de arrepentimiento.

Hay una frase de una canción de Fito que dice: «nunca es lo que pudo haber sido». Y me fascina la profundidad del mensaje de esta frase.

Porque, efectivamente, lo que creemos que pudo haber sido si hubiéramos tomado otra decisión o hubiéramos actuado de otra manera, simplemente, es no estar siendo realista. Porque ¡no existe!

Por el contrario significa estar alimentando una energía autodestructiva, que niega la realidad, nos ancla al pasado y nos impide transformar nuestra vida desde el lugar que nos encontramos.

La verdad es que siempre tomamos la decisión acertada, hemos actuado de la mejor manera, y hemos hecho todo lo que podíamos hacer en ese momento.

Debes saber que las decisiones que tomaste las hiciste valorando una serie de cosas que en ese momento eran prioritarias para ti. Y la vida que vives ahora no necesariamente sería mejor si el camino que hubieras tomado fuera otro.

Nuestro cerebro es una máquina perfecta de tomar decisiones. Hoy en día existen máquinas capaces de observar cómo el cerebro toma decisiones, y se ha demostrado que antes de entrar en la conciencia, muchas decisiones ya están tomadas por complejas redes cerebrales.

Los expertos hablan de que la materia gris dispara el mecanismo de respuesta para tomar una determinación entre 200 y 300 milisegundos antes de que seamos conscientes de ello. Cuando una persona cree que ha tomado una decisión, en realidad su cerebro lo ha hecho antes de que haya podido darse cuenta.

Estas decisiones te toman de manera inconsciente. Realizamos miles a lo largo del día y muchas de ellas son tan cotidianas como caminar, conducir, darse una ducha…
Otras sin embargo, son más transcendentales. Seguir nuestra relación con una persona, cambiar de trabajo o comprarnos una casa.

Pero todas ellas, rutinarias o eventuales, son tomadas inconscientemente por una serie de aprendizajes, programas, sentimientos y creencias que alberga nuestro inconsciente.

 Es por todo esto que hoy vengo a decirte, alto y claro, los errores no existen. Nosotros no nos equivocamos. Sé que puede resultar algo prepotente, lo sé. Pero el fondo de esta cuestión está basado en que somos nosotros los que catalogamos que ha sido un error, en base a los resultados que obtenemos.

Es decir, si nos interesan los resultados, entonces ha sido todo un acierto; si no, nos hemos equivocado.

Lo importante es darse cuenta que tanto lo «malo» como lo «bueno» forma parte del proceso de aprendizaje. Que lo que llamamos «error», es la parte del camino más dolorosa que hemos de pasar, y sin embargo, la más enriquecedora siempre y cuando sepamos valorarla.

Si quieres disfrutar de la vida mantén siempre un objetivo hacia el que dirigirte, porque será el GPS que guiará a tu cerebro. Cuando las cosas no salgan como esperabas, hazte consciente de que es una parte del camino por la que tienes que pasar porque encierra un valioso aprendizaje, y recuerda que tomaste la decisión acertada.

4 Comentarios

  1. Johnb690

    Great, thanks for sharing this article. Really Cool.

    Responder

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