En busca de la perfección

¿Qué es para ti la perfección? ¿Cómo sabes que algo es perfecto? ¿Perfección según quién o comparado con qué?

Si eres de las personas que cuando se mira al espejo critica su aspecto físico y se recuerda todo lo que debería mejorar. Si eres de l@s que no son capaces de sentirse del todo bien, y se dicen así mismos que se sentirán bien «si adelgazo», «si estuviera más moren@», «si consigo ese puesto de trabajo», «si mi casa estuviera más ordenada», «si… x».
Si eres de esas personas que siempre encuentra algo que se podría mejorar, entonces este artículo es para ti.

Forma parte de la naturaleza del ser humano querer ser mejor cada día. En realidad forma parte de la evolución, y es el motor que mueve el mundo. Es gracias a esta inercia que las especies han evolucionado, se han perpetuado e incluso han modificado su biología.

Aprendemos por observación. Cuando nacemos, la presencia del otro nos lleva a aprender a hablar, aprender a caminar, ser como papá o mamá, correr tan rápido como el hermano, cocinar como la abuela…

Se podría afirmar que este espíritu de superación junto con la observación nos ayuda a ser mejores cada día, a aprender más rápidamente y conocernos a nosotros mismos. Es algo positivo que impulsa el crecimiento cognitivo, intelectual y emocional, y que nada tiene que ver con la perfección.

Para que esta evolución sea adecuada, se debe dar en un contexto sano de valoración. Y para eso debemos tener un sano concepto de lo ideal, o de lo perfecto. Creer que nos falta algo para ser perfectos, es una trampa mortal.

La perfección es un camino de miras estrechas y muros altos, que nos impiden ver la realidad tal y cómo es.

Ahora bien, ¿qué ocurre cuando nuestra propia valoración la basamos en cosas externas? O lo que es lo mismo, ¿qué ocurre cuando condicionamos nuestra valía poniendo como referencia algo externo? ¿Cuáles son nuestros baremos de perfección?

Si somos personas muy perfeccionistas, siempre encontraremos algo que creemos que nos falta. Es muy probable que nuestro pelo no sea todo lo bonito que nos gustaría, o nuestros ojos no sean del color ideal, o nuestro cuerpo muestre algún michelín, e incluso no tengamos toda la preparación educativa que nos gustaría, o que la comida ese día no nos haya salido tan rica como esperábamos…

Es entonces cuando surge la desvalorización. Podemos encontrar un largo etcétera de razones que nos embullen en una desaprobación interna continua, y nos esclaviza como poco a dietas infernales, berrinches y malestar profundo, creyendo que de este modo llegaremos a algún sitio. Lo cierto es que, una vez hemos caído en ese pozo frío y húmedo, nos resulta casi imposible salir.

Para que exista un verdadero crecimiento, debemos partir desde la aprobación, aceptación y amor de lo que somos hoy. Estoy segura que harías con gran facilidad una lista con todo lo que no es perfecto hoy para ti. Sin embargo yo me pregunto, ¿qué impacto crees que supondría si hicieras una lista de todo lo que es y no es perfecto en ti, y según quién o comparado con qué?

Einstein dijo: «Si juzgamos a un pez por su habilidad para trepar a un árbol, vivirá toda su vida creyendo que es estúpido»

Si juzgas tu valía por el color de tus ojos, tu pelo, lo rica que te ha salido una comida, o lo que los demás piensan de ti, vivirás toda tu vida creyendo que no eres suficiente. A menudo «las comparaciones son odiosas», y nuestro juicio o pretensión más.

Querer ser perfect@s nos embulle en la trampa de la desaprobación continua. 

¡Te propongo un reto!

Después de reflexionar sobre lo que para tí es perfección, puedes comenzar una lista donde escribas las cosas positivas que ya posees, y por las cuales eres mereced@r de amor, respeto y consideración.

En ella puedes poner tus valores, partes de tu físico que te gustan, habilidades que reconoces. Pueden ser cosas como: soy generos@, soy cariños@, soy luchador/a, soy constante, soy fiel, soy buen@ jugando al fútbol, tengo una sonrisa preciosa… todo lo que se te ocurra.

Durante 21 días vas a tomar consciencia, al levantarte y/o antes de acostarte, de todas estas cosas positivas que ya posees.

Al principio puede que tu lista sea pequeña, incluso que solo puedas anotar dos o tres cosas. No importa, empieza con eso. Si se te van ocurriendo más cosas, las vas apuntando y las sumas al ejercicio.

Después de este tiempo te espero aquí ¿Me cuentas qué ha sucedido?

«Te has criticado por años y no ha funcionado. Intenta aprobarte, y mira qué pasa» Louise L. Hay

2 Comentarios

  1. Cristina Casas Cisneros

    Me gustaría conocer más de su asociación y saber si dan terapia y cursos para niños y adolescentes.
    Gracias

    Responder
    • Lidia Ibáñez

      Gracias por tu comentario Cristina. De momento está en proyecto un programa para trabajar con niños que tengan TDA, que esperamos poner en marcha el año que viene. Si lo deseas puedes suscribirte, y recibirás información cuando esté listo. También puedes hacerme cualquier consulta desde el formulario que aparece en la pestaña de «contacto». Un saludo.

      Responder

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